De todas las líneas de producto principales de Apple, parece que, en la última década, ninguna ha sido objeto de un debate y un escrutinio tan intensos como el iPad. ¿Se puede realmente trabajar con él? ¿Es un sustituto del ordenador? ¿Sustituirá algún día al Mac para todas nuestras necesidades informáticas?
Productos como el Mac y el iPhone siempre han tenido un papel claro en nuestras vidas; no ha sido así con el iPad. En algunos momentos encaja en nuestras vidas, a la hora de resolver problemas para los que ni el iPhone ni el Mac están preparados, pero no consigue suplantar a ninguno de ellos.
Aun así, el iPad ha seguido viviendo a la sombra de sus dos progenitores. Y ahora que ya va por su segunda década, el futuro del iPad no está nada claro. Su reciente evolución (especialmente en lo que se refiere a la esperada función del Organizador Visual) parece sugerir que se dirige en una de dos direcciones.
El iPhone grande
Puede que la idea del iPad llegara antes que el iPhone, pero es innegable que la plataforma de smartphones de Apple sirvió de base para la tablet. Hasta hace poco, iPadOS no era más que una versión ligeramente diferente de iOS, y eso se notaba.
Las características que lo diferencian, como la multitarea y el soporte de archivos externos, no llegaron hasta mucho más tarde, y ha sido solo en los últimos años que iPadOS ha conseguido hacer su propio camino.
Pero precisamente debido a esto, el iPad sigue siendo en gran medida, para bien o para mal, un iPhone grande, una crítica que ya se le hizo en sus primeros años.
Tiene la misma pantalla de Inicio y la misma interfaz que el smartphone, lo que hace que sea aún más desconcertante que algunas características nuevas llegan al iOS y no a la tablet.
Es el caso de los widgets de la pantalla de Inicio, que debutaron en iOS 14 pero no aparecieron en el iPad hasta iPadOS 15 y, este año, la pantalla de bloqueo personalizable de iOS 16 sigue estando tristemente ausente de iPadOS.
Al mismo tiempo, el hecho de que iPadOS se haya bifurcado en su propia plataforma significa que ha progresado para ofrecer funciones que no están presentes en el iPhone (y que no se adaptan a él), como la multitarea a través de Split View y ahora el Organizador Visual.
Pero este intento de suplir una de las mayores carencias del iPad sigue pagando las consecuencias de tener sus orígenes en iOS: las apps para iPhone no contemplan el concepto de “ventanas”, lo que significa que el iPad tiene que trabajar al revés para crear un sistema de multitarea que realmente tenga sentido.
La versión beta ha presentado varios errores y dificultades. Será interesante ver cómo es la versión de lanzamiento. Teniendo en cuenta qué ha hecho antes Apple con la multitarea en el iPad, no tengo muchas esperanzas.
Tal vez con un poco más de tiempo y distancia de iOS, iPadOS finalmente llegue a encontrar su propio yo, pero el iPhone no es el único dispositivo con el que la tablet ha compartido una gran parte de su ADN.
El Mac, su padre
En cierto modo, el Mac viene a ser un hermano bastante más mayor cuya presencia ha eclipsado todos los movimientos del iPad. ¿Soporte de archivos externos? Un elemento básico de la experiencia Mac. ¿Multitarea completa? El Mac lo tiene desde hace más de 30 años. ¿Ventanas? Han estado en el Mac desde el primer día.
Lo más fascinante es que el iPad parece estar decidido a trazar su propio camino en la implementación de muchas de estas tecnologías, y a veces parece que es solo por el hecho de ser diferente.
En lugar de adaptar alguna versión del sistema multitarea del Mac, iPadOS ha insistido en inventar su propio enfoque: primero con Split View y ahora con el Organizador Visual.
Es cierto que está bien intentar hacer un nuevo camino y no asumir que lo que había antes era la mejor solución posible…, pero también es verdad que, cuando algo ha funcionado bien durante décadas, puede que solo estés intentando reinventar la rueda.
En todo caso, el hecho de que el iPad quiera evitar las características del Mac (en particular, la libertad de la plataforma Mac, frente a la naturaleza cerrada de iOS) ha impedido que el iPad se convierta en todo lo que podría ser.
Por supuesto, convertir el iPad en un Mac tampoco es la solución para la tablet.
A medio camino
El iPad no debería ser un iPhone grande ni tampoco debería convertirse en un Mac. ¿Qué queda entonces? La aguja más difícil de enhebrar de todas: hacer que el iPad sea realmente un dispositivo por derecho propio.
Un buen comienzo sería cuestionar todo aquello que la tablet heredó de iOS. Por ejemplo, ¿es una simple pantalla llena de iconos de aplicaciones el mejor uso del espacio más valioso del dispositivo? No hay por qué seguir arrastrando las decisiones que fueron tomadas para un dispositivo totalmente diferente.
El siguiente paso es tomar prestado cosas con criterio. Si el Mac tiene una función que puede beneficiar a los usuarios del iPad, no hay que avergonzarse de encontrar una manera de hacerla funcionar en la tablet. La compañía ya ha demostrado que puede hacerlo con la excelente compatibilidad de teclado y ratón con el Magic Keyboard. Queremos más de esto.
Cuando el iPad salió al mercado, parecía que llegaba una tercera revolución, pero una década después gran parte de ese potencial se ha desperdiciado. Esto no quiere decir que el iPad no haya sido un éxito, sino que no ha sido todo lo que podía ser.
La oportunidad real están en que el iPad sea lo mejor de ambos mundos: tomar los aspectos modernos de iOS, combinar lo que funcionaba bien en el Mac y convertirlo en un dispositivo que sea más que la suma de sus partes.
Artículo original publicado en Macworld.com.