Apple está en la cima del mundo y, desde esta perspectiva, es difícil ver cómo la compañía podría ser otra cosa que no fuera ser el líder del mercado y el creador de tendencias que ha sido en los últimos tiempos.
No estoy sugiriendo que su declive y su caída sean inminentes, pero quienes (como yo) recuerdan los oscuros días de la década de los noventa saben que el éxito nunca está garantizado.
En cualquier caso, es poco probable que una empresa tan grande y dominante como Apple vaya a desvanecerse en la nada. Pero a medida que la empresa ha ido creciendo y madurando, es innegable que su naturaleza está cambiando.
Esos cambios no carecen de precedentes. En las últimas décadas, las empresas tecnológicas dominantes han seguido un mismo patrón. Antes dominaban el mundo produciendo lo que todo el mundo necesitaba tener (ya sea un producto de hardware o una pieza crucial de software) y ahora parecen haber evolucionado finalmente hacia una nueva forma, en la que se centran menos en la entrega de un producto clave y más en el servicio que prestan.
Cuidar el negocio
A riesgo de desenterrar algo que forma parte de la historia antigua, hubo un tiempo en que el líder indiscutible del mercado informático era IBM. Puede resultar difícil de imaginar, dada la situación actual de la empresa, pero esta empleaba cientos de vendedores con traje y corbata para vender a las mayores empresas del mundo el concepto de los ordenadores.
Imagen: Sam Pak/Unsplash
Desde sus inicios, Apple se vio a sí misma como la antítesis de IBM, sin ataduras a la tradición o a la ideología corporativa abotonada, sino como piratas y rebeldes, lo que se resume, quizás, en la famosa foto del cofundador Steve Jobs haciendo un particular gesto con la mano frente a uno de los edificios de la empresa monolítica.
Cuando empezaron las andanzas de Apple, IBM era la fuerza dominante en el mercado de la informática, la única a batir. Sencillamente, estaba en todas partes. Y, sin embargo, fue derrotada, al menos en ese ámbito.
Pero como la empresa había ido evolucionando a lo largo de varias décadas, adquiriendo diferentes empresas y construyendo una variedad de negocios, su pérdida en el mercado de la informática no terminó siendo una crisis existencial para la empresa.
En cambio, consiguió pivotar para centrarse en los servicios empresariales y ha seguido teniendo éxito hasta el día de hoy, incluso si su nombre ya no tiene la fuerza que tuvo en su día.
Pasando a Microsoft
Esto nos lleva a Microsoft: otra empresa que fue, en un momento dado, el mayor actor de la informática. Microsoft tuvo, por supuesto, un enorme éxito en los años 90, el apogeo de la suite de productividad Office y del sistema operativo Windows.
Y, al igual que IBM, fue el mayor enemigo de Apple en esa época, ya que Mac y Windows se enfrentaron en una eterna batalla por conseguir dominar el mercado de los ordenadores personales.
Pero la empresa perdió el tren de la revolución de la informática móvil y, de nuevo, como IBM anteriormente, ha tenido que cambiar de táctica para centrarse más en los servicios.
Hoy en día, Microsoft es el mejor amigo de todos. Solo en estas últimas semanas, la compañía ha anunciado asociaciones con Amazon (para permitir el envío de documentos de Word al nuevo Kindle Scribe), Meta (llevando Teams y Microsoft 365 a los dispositivos Quest VR), e incluso Apple (llevando Apple Music a Xbox y la compatibilidad con iCloud Photos a los dispositivos de Microsoft).
Imagen: freestocks/Unsplash
Es una evolución fascinante para una empresa que sigue controlando partes clave de nuestra experiencia tecnológica cotidiana, desde aplicaciones de consumo como Word y Excel hasta tecnologías subyacentes como Azure.
Pero Microsoft se ha dado cuenta que no puede dar por echo que va a ser el pez gordo para siempre, y que a veces es mejor convertirse en una parte indispensable del paisaje.
El éxito como servicio
¿Cómo se relaciona todo esto con Apple? Recientemente se ha hablado de que la empresa está empezando a reforzar su negocio de publicidad, con la posibilidad de poner anuncios en el Apple TV+ y en otros lugares del ecosistema de Apple.
Esto se produce varios años después de su primer intento de crear un sistema de publicidad, iAd, que fracasó rotundamente.
Aunque esta decisión puede parecer fuera de lo normal para Apple, el razonamiento que hay detrás es sencillo: la empresa vio lo que le ocurrió a algunos de sus mayores rivales. El hecho de estar en la cima ahora mismo no significa que vayas a estarlo siempre; es mejor controlar tu propia evolución que tenerla forzada.
Es por eso que la empresa ha dado un giro tan grande hacia los servicios en la última década. Sí, el iPhone sigue representando aproximadamente la mitad de los ingresos de la empresa (según el informe trimestral más reciente), pero los servicios suponen alrededor del 25 %, lo que pronto podría superar a sus tres categorías restantes (Mac, iPad y wearables) juntas.
Imagen: Daniel Romero/Unsplash
Aunque Apple aún no ha adoptado la estrategia de Microsoft de “ser el mejor amigo de todos”, no es difícil ver que ha hecho avances en esa dirección: Apple Music y Apple TV+ ya están disponibles en un montón de plataformas, incluidas las de algunos de los mayores competidores de la compañía. AirPlay se ha licenciado a altavoces y televisores de terceros. Incluso ha colaborado con grandes rivales en estándares como el marco tecnológico Matter para el hogar inteligente.
Todo esto tiene que ver con que la empresa se está protegiendo contra un futuro en el que el iPhone deje de ser el producto enormemente influyente que es ahora (una certeza en un plazo suficientemente largo, aunque sea imposible saber cuándo) o si la próxima gran cosa de Apple, sea lo que sea, no llega a buen puerto.
Puede que llegue un día en que Apple se encuentre sentada en el viejo hogar de la tecnología, recordando los días pasados con Microsoft e IBM, pero la compañía está decidida a hacer que eso llegue lo más tarde posible.
Artículo original publicado en Macworld.com.