Como parece lógico, esta semana hay una gran expectación en las oficinas de Macworld, donde tenemos todo listo para contaros las novedades que puedan hacerse realidad en el evento de presentación de Apple.
Los analistas y críticos de la compañía han estado bastante faltos de información en lo que llevamos de año, de tal manera que entrados en el mes de septiembre, vemos como esta será la segunda keynote que la compañía celebra en 2023, una cifra muy baja con respecto a otros años, con lo que las expectativas son bastantes altas.
Pero, ¿es justo? La renovación anual del iPhone de Apple es sin duda el acontecimiento más importante del año, simplemente porque este producto genera la mayor proporción de ingresos.
Pero no por ello tiene que ser emocionante; de hecho, la aterradora importancia financiera del iPhone es mucho más probable que haga que su fabricante sea cauteloso a la hora de lanzar una actualización.
Fíjate en las cifras de la última presentación de resultados trimestrales de Apple y ponte en la piel del que tiene que decir a los accionistas que hay un agujero de 40.000 millones de dólares en las finanzas porque un diseñador de teléfonos ha decidido hacer algo raro.
Teniendo en cuenta que Apple lleva fabricando iPhones desde 2007 y la creciente mercantilización del mercado de los teléfonos inteligentes, no sólo es poco razonable, sino totalmente ilógico, esperar que este año haya fuegos artificiales relacionados con el lanzamiento de los iPhones.
Puede que los ingenieros de la compañía sean famosos por ser conservadores, pero incluso ellos han conseguido incorporar la mayoría de los avances disponibles a lo largo de 17 generaciones y 38 modelos. ¿Qué queda por cambiar?
El iPhone 15 será un poco mejor que el iPhone 14; el iPhone 15 Pro será bastante mejor que el iPhone 15; ninguno cambiará la fórmula de forma radical. Y ambos habrán hecho su trabajo.
No es que esto sea suficiente para los expertos, por supuesto. Con su excelente calidad y sus cifras de ventas sin precedentes, el iPhone ha puesto el listón tan alto que Apple no puede ganar cuando lanza un nuevo modelo.
Si, como parece casi seguro, el iPhone 15 es una iteración menor del 14, analistas y críticos se quejarán de que es aburrido. Pero la misma gente se abalanzará sobre cualquier paso en falso si, en contra de todas las expectativas, la empresa decide asumir algunos riesgos.
Incluso si el iPhone 15 resulta ser algo más radical, no hará más que subir el listón para la generación que llegue el año siguiente.
Así pues mi predicción para los nuevos iPhones es la excelencia tranquila: algo similar a escuchar música relajante en lugar de optar por el rock and roll.
Y eso está bien. Una línea de productos tan avanzada en su ciclo de vida es poco probable que depare muchas sorpresas y no debería ser castigada por no hacerlo.
Eso no significa que todo el evento Wonderlust vaya a ser aburrido. Será interesante ver qué hace Apple con la segunda generación del Apple Watch Ultra; las actualizaciones de software son algo importante; y las actualizaciones de los AirPods siempre son divertidas.
Y si no hay nada más divertido, podremos ver a Apple, después de años luchando contra ello, fingiendo que el cambio de Lightning a USB-C en el iPhone es una buena idea después de todo.
Artículo original publicado en la edición en inglés de Macworld.com.